
Actualización del 07/03/2018
El día 7 de Marzo del 2018 tuvimos que dejar marchar a Txiki con todo el dolor de nuestro corazón.
Llevaba un par de días en los que notábamos algo raro porque no salía en todo el día de la cueva donde le gustaba estar. Pensando que igual tendría un constipado le llevamos al veterinario.
La sorpresa fue cuando de pensar que era un simple catarro nos dieron un diagnóstico que no nos esperábamos para nada: Lipidosis Hepática
La radiografía mostraba cómo llevaría unos tres días sin comer, posiblemente tras haber vivido una situación de estrés. Le estuvimos alimentando con jeringuilla y finalmente hubo que ponerle una sonda esofágica para su alimentación. Aun así, el hígado no pudo remontar, y finalmente tuvimos que dejarle marchar.
Lo que le pasó lo temimos cuando le rescatamos de la casa sonde vivía cuando se quedó huérfana, ya que con el estrés del cambio y la situación era lo más probable que pasara. Pero no fue así, y se fue adaptando muy bien, por eso no entendemos qué pudo pasar, que pudo ocasionarle ese estrés para que dejara de comer.
En el blog del Movimiento tenéis toda la historia y desenlace: Actualización del estado de Txiki
Todavía estamos que no nos lo creemos, le llevamos al veterinario pensando que estaba acatarrada y nos encontramos con este diagnóstico. Ha sido un golpe muy, muy duro y muy difícil de encajar.
Nos da mucha rabia, pena y tristeza, queríamos verle disfrutando del jardín y del solete con sus hermanos, que se adaptara algo más, aunque siempre iba a ser una gatita miedosa ya que sufrió maltrato antes de ser adoptada por Mari Luz.
Ojalá estén ahora las dos juntas disfrutando la una de la otra como lo hacían en vida.
No te olvidaremos nunca, gordita.
Te queremos, y siempre te llevaremos aquí dentro bien guardadita.



CONOCE LA HISTORIA DE TXIKI
Txiki es una gata que fue recogida por una protectora en su día, después de sufrir maltrato.



Vivía con una señora, Mari Luz, que la adoptó y estuvieron 3 años juntas, hasta que un día un ataque de corazón puso fin a esta relación.
Los familiares no se querían hacer cargo, ni los refugios tampoco por falta de sitio, así que se iba a proceder a lo de siempre, al no ser humana, pues a la perrera e inyección.
Estaba muy asustada, fuimos un viernes a por ella, pero el transportín que nos habían dejado era muy pequeño (Txiki es enorme!!!, pesará unos 10-12 kilos) y volvimos al día siguiente, sábado, con uno más grande y algo para sedarle un poquito ya que no queríamos que lo pasara mal y se le veía con mucho miedo.
Estuvimos un rato con ella, y le dejamos la comida con el sedante. Cuando volvimos, la tía no había comido nada de la comida!!!, pero al final, con un poco de trabajo y sudor, conseguimos que entrase en el transportín: Mari Luz ya podía descansar tranquila.
La gata era su vida, muy bien cuidada, la cartilla al día, esterilizada, sana, la mejor comida y hasta arena de sílice.
Se nos rompe el corazón con este tipo de casos.
En el período de adaptación de Txiki, se escondía detrás de un sofá de la bodega y cuando nadie le veía, salía y se tumbaba en un almohadón al que parecía haberle cogido el gustillo, y se dejaba acariciar cuando estaba detrás del sofá, era suuuuper mimosa.
Estaba empezando a hacer excursiones nocturnas por toda la casa y ya había descubierto el jardín.
Nos da mucha rabia, Txiki que no hayas podido disfrutar del jardín en verano, te habría encantado.