Una noche que nos disponíamos a correr después de mucho tiempo, es cuando apareció Bayka.

Con las mallas, la camiseta, y las zapatillas puestas, comenzamos con mucho ánimo a correr, tras animarnos después de mucho tiempo sin hacer nada de deporte. Cuando no llevábamos ni un minuto corriendo tuvimos que parar en seco: se oía maullar a un gato en los setos que adornaban la división entre dos carriles de la carretera. Era Bayka. Ya fuera del peligro de la carretera, Bayka caminaba a la par que nosotras, llamándonos, al otro lado de una verja: estaba muerta de hambre. Tras buscar por la zona a su posible familia, las tres nos fuimos para casa.
Bayka se adaptó muy bien al resto desde el primer momento, y ahora es una de las más guerreras. Junto a Blanky, espera vigilante en la cocina a ver si alguien abre la nevera para, nada más hacerlo, llamarnos como una loca para que le demos algo. Y si no es así, ella misma se sirve y te lo coge. La comida nunca está a salvo ante la presencia de Bayka.
Bayka tiene giardia desde que llegó al Txoko, y está resultando muy difícil controlarla. Es por eso que la pobre sufre de diarreas y en ocasiones le escuece mucho el culete.
Bayka os saluda y os dice que no os preocupéis, que cuando le escuece le echan cremita.
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